01 octubre 2005

NOS CAMBIAMOS DE CASA

Ahora sí que nos cambiamos.

Llegamos al término de nuestros primeros siete años, entre aciertos y errores, como todos. Nos trasladaremos a una nueva casa, pronto, muy pronto, la semana del 10 de octubre y, como toda casa nueva, nos llena de expectativas pero también de temores.

ASÍ PARTIMOS EN SEPTIEMBRE DE 1998

Llevar una librería adelante durante siete años no ha sido nada de fácil, mucho menos considerando lo que todo el mundo sabe: lo de los precios altos fijados por las editoriales, casi la mayoría de procedencia extranjera o de propiedad de transnacionales, el IVA que nunca lo bajaron y, el más difícil escollo: nuestra escasa cultura lectora. (Todos los estudios realizados los últimos cinco años nos pintan un panorama sombrío, con niños y jóvenes cada día menos interesados en leer, incapaces de comprender lo que leen y que pasan más horas frente a los televisores o video juegos que frente a un buen libro).

(ESTA ES LA ÉPOCA CUANDO TENÍAMOS PELÍCULAS DEL OESTE Y CLÁSICAS DE TODOS LOS TIEMPOS)

Para qué engañarnos, nuestra idiosincracia todavía no asume a cabalidad la importancia de la lectura, no es una prioridad en el momento de elegir nuestro consumo de entretención, por algo asistimos al glorioso florecimiento de las casas comerciales que ofrecen televisores, equipos de audio, dispositivos electrónicos u otros; al parecer gran parte del escaso tiempo que nos queda para el ocio lo ocupamos en ver y oír, pero cada vez menos en leer. Si hasta el diario local –La Estrella- apenas contribuye a fomentar la lectura con su redacción plagada de errores y textos sensacionalistas. Y mejor ni siquiera mencionemos el problema del alcoholismo...

Visita de Tomás Moulian cuando

todavía no era candidato a la

presidencia.

Sin embargo, tenemos la esperanza de que todo cuanto se está haciendo en los colegios por incentivar la lectura tendrá sus frutos en un futuro no tan lejano. También tenemos la satisfacción de que todos nuestros amigos, amigas, clientes y visitantes casuales están ayudando cada día a recuperar el valor de la lectura. Como no reconocer a aquellas mamás que llegan buscando un libro para sus pequeñitos con el fin de estimularlos, o aquellas maestras que se dan el tiempo de ir a la librería para buscar nuevas lecturas para sus alumnos, o los profesores de matemática, como no reconocer a tantos que han descubierto la magia de llegar con un libro a la casa. Imposible olvidar tantos rostros que pasaron, las conversaciones que entibiaron muchas tardes solitarias de invierno en el local de calle Serrano.
(Seguiremos en la misma calle).

SE ACUERDAN DE LA VISITA DEL ESCRITOR ARGENTINO ENRIQUE SYMS O DE LA APARICIÓN SORPRESA DE ISABEL ALLENDE

Por eso escribimos estas líneas con un poco de nostalgia, no sólo porque dejamos una casa, sino porque dejamos en ella las tertulias, el entusiasmo de los primeros días, las sorprendentes charlas con don Norman Garín y su pasión por la literatura, las presentaciones de libros, entre medio de la crianza de los hijos, el café con los amigos, las visitas ilustres, la constante y fiel visita de los clientes, los que un día vinieron y los que ya dejamos de ver...

En fin, dedicamos a todo nuestro público este testimonio fotográfico de estos años y nuestro sincero agradecimiento a todos quienes han contribuido a que sigamos con nuestro proyecto que, a pesar del modelo económico, siempre será una noble actividad.

Pronto nos encontraremos en nuestra nueva casa...
(Serrano 437, esquina del Pasaje Díaz)